LA PALABRA SABIA DEL INDIO

20.07.2021

          "Cuando sabes tu historia y la llevas contigo mismo eres persona; la historia nos hace fuertes, rebeldes"... afirmación Kuna.


Nuestra historia nos dice que por cuatro días se estremeció la naturaleza. Los pájaros, árboles, ríos chillaron muy diverso del ordinario y anunciaban algo grande que estaba por suceder. A mitad de la noche llegaban los mensajes a la madre tierra. Y se oyó el grito que venía por el río arriba. En la misma noche de su llegada a los anuncios se hicieron más fuertes, se hicieron más claros. Luego vino un gran silencio. Los pájaros callaron, los ríos llevaron sus aguas muy calmadamente, todo cayó. Se escuchó el grito de alguien por el río. Los abuelos los escucharon muy atentos. Los abuelos vieron a un adolescente que venía caminando fuerte y decidido por el río. Era Ibeorgun y venía con todos sus apueros...

Es así, como el canto tradicional Kuna introduce la figura de Ibergoun, uno de los grandes guías de este pueblo indígena. Apareció en una de las más pequeñas y olvidadas aldeas de Kuna Ayala y no en las comunidades más grandes y prósperas, y desde allí se extendieron sus enseñanzas al conjunto. Los abuelos conocían antes de la llegada de Ibergoun formas de organizarse y de producir, pero en las complementó, les abrió nuevos caminos.

A pesar de su dramático arribo, Ibergoun mismo reconoció que fue preparado por las grandes ancianas de la casa de Paba (Dios) y que los grandes antepasados como Igua, Paila, Neba, y otros, le habían abierto el camino. Se reconoció como parte de una continuidad histórica y no como una aparición espontánea sin causa ni origen.

Ibdergoun enseñó que significa tener amor, aprender a defenderse ellos mismos y construir entre todos una red que proteja al pueblo. Enseñó abrir nuevas fincas de cultivo que diversificaran la agricultura. El Nainu: la selección y la preparación de semillas y el uso fecundo del abono.

Enseño el mejoramiento ambiental y el concepto de salud preventiva y curativa. "Debemos hacerle frente a las enfermedades porque Paba no nos dejó aquí para morir como animales", decía. Enseñó la ceremonia de la pubertad de las muchachas expresadas en una gran celebración comunitaria.

Enseñó a la comunidad a organizarse a través del símbolo de la construcción de la casa-construcción de la comunidad. La comunidad organizada es la fuerza colectiva, en ellas radica el valor y el conocimiento para enfrentarse a los que la agrede, dañan, enferman, o le cerca en la palabra. Enseñó una manera de ver el mundo, de analizar, encontrar las causas de los problemas y resolver conjuntamente.

Ibergoun enseñaba con el ejemplo. Primero sembraba con el maíz, la yuca y luego hablaba. Explicaba la nueva forma de hacer las chozas encaramado en los palos, amarrado con el Sargui (Bejuco) bajo el sol inclemente. Era coherente entro su hacer y su decir. Educación práctica-teórica. Con paciencia con análisis, con amistad. No sólo enseñó la nueva forma de hacer viviendas, sino la construcción de las grandes casas. Las casas del pueblo. Las casas del congreso.

Pero no llegó sólo, lo acompañó una mujer que trabajó a la par con él. Ella, Kikadiryai, estudió la naturaleza. Ayudó a mejorar con las mujeres los tejidos, capturar los colores, trabajar la arcilla, elaborar las grandes y pequeñas cesterías.

La casa de todos...

Ibergoun vino en tiempos inmemoriales y su hazaña dejó huellas en el recuerdo que a través de la tradición oral vibra en la voz de los Sailas (dirigentes del pueblo). El gran guía tomó la casa habitación y la casa del congreso como signo de unidad y de comunidad para así explicar cómo debe ser la solidaridad y participación de la gente.

La casa del congreso, la casa grande es para que todos los que formamos la comunidad nos sintamos parte de todos y así juntos y unidos buscar mejores caminos para la comunidad. Es el hogar de todos. Por eso Ibergoun colocó asientos entorno a la hamaca del Saila (dirigente).

El eje de la casa del congreso es el Puar, un palo central, recto, duro, resistente a las plagas y la pudrición. Es un palo demasiado pesado para ser levantado por un solo hombre, necesita pues la ayuda de muchos. Los otros palos son menores, pero mantienen el Puar, lo sostienen y le dan solidez a la choza. El Puar debe ser apoyado sobre los más pequeños para dar fuerza a los más débiles y a la vez tomar de ellos su fuerza. Solo cuando se planta el Puar con todos los procedimientos y detalles, es cuando los otros palos toman sus respectivos nombres y su verdadero sentido, incluido el mismo Puar, Maket, Tior, Nagubir, Saderbir.

Así el Puar le dice a los otros palos, sus amigos: yo no puedo solo. No puedo llevar sólo el peso de la choza. Soy fuerte pero son ustedes los que me dan la fuerza y me dan para mantener toda la choza, para que no se la lleve el viento, para que no sienta el terrible temblor de la tierra. Solamente en la unión de nuestras fuerzas vamos a hacer felices a los que están debajo de nosotros. Basta que uno solo de nosotros no quiera llevar el peso, la carga, para que toda la choza se derrumbe. Todos vamos a necesitar del Sarki (Bejuco). El Sarki que nos va a unir, nos va a ligar para que cada uno no nos vayamos por nuestra cuenta...

Los Kunas dicen que así como conversan los palos entre ellos, así como se necesitan mutuamente, así toda la comunidad debe ser una gran casa y un gran hogar, aún más, cuando la construcción de la choza es tarea de todas las personas. Los Sailas cuentan que Ibergoun enseñaba todo esto enrollando el Sariki. Uniendo los palos exclamaba: tenemos que compartir nuestros grandes y pequeños bienes, nadie debe ser excluido.

La enseñanza central es que en una comunidad, sin la unidad fuerte de todos sus miembros no camina. Unidos, el peso se hace más ligero, se hace más suave y el mismo dolor se hace más llevadero. Nadie debe llevar más peso que otro, si no de acuerdo a la capacidad y a nuestros hombros. Cuando nos damos la mano ninguno de nosotros va a pasar hambre... Tampoco uno solo o un grupo podría tener más que otros, porque nos mataríamos unos a otros y Paba no quiere eso.

Quejumbrosamente en la penumbra de la gran choza que Ibergoun enseñó a construir, canta el Saila sentado en la hamaca, fumando y rodeado de todo el pueblo: es necesario una choza grande. Casa de todos. Casa de mujeres. Casa de niños. Casa de hombres, de todos. Ahí vamos a hablar de Paba, de nuestras enfermedades, nuestros trabajos, grandes y pequeñas cosas. Esta choza como las demás tenemos que hacerle con nuestras propias manos. Entre todos.

Para los Kunas la democracia económica y política no está separada y son parte sustancial de la vida cotidiana. Este pueblo indígena suma cerca de 35.000 personas en la comarca. La demarcación del territorio fue ganada como resultado de una insurrección indígena contra los abusos del gobierno panameño en 1925. La rebelión llegó a proponer la creación de la República de Tule.

Los Kunas habitan en el norte de Panamá y una pequeña porción de Colombia. La comarca incluye un estrecha franja costera montañosa de tierras de mediana productividad. Son agricultores, pescadores, artesanos que ancestralmente designaron al continente americano como Abya Ayala.

En cada comunidad Kuna existe un congreso local cual casi diariamente se reúne el pueblo a deliberar sobre sus problemas y a compartir el canto tradicional de él o los Sailas. La comunidad escoge libremente su Saila o dirigente. Además existen los Argar o voceros del pueblo que interpretan la tradición que cante el Saila a la luz de los problemas actuales que viven. También están los Sualibes, especie de amistosos guardianes del orden y animadores de la participación. Los Neles se dedican a la medicina tradicional.

Los Sailas, los voceros (Argar) y el pueblo en general conforman el congreso general Kuna, que escogen su seno a los tres Sailas generales. Los temas del congreso son de índole política, económica, administrativa. También existe el congreso general de la cultura y tradición que profundiza su rica historia y culturas conservadas y difundidas a través de la tradición oral. Proliferan además comisiones de trabajo Y encuentros de trabajo ecológicos, religiosos, juveniles, femeninos, agrícolas a lo largo y ancho de la comarca Kuna Yala.

Debemos respirar nuestra historia por nuestras narices. Cuando sabes tu historia y la llevas consigo mismo, eres persona. La historia nos hace fuertes, rebeldes, dicen los Kunas. Paba preparó la madre tierra para nosotros sus hijos, así como se construyen la casa del congreso se clavan firmemente los Puar, ellos dan solidez: se unen los Tiors con los Sargui, se colocan los Nagubir, los Uksor, los Kalu, todos son importantes y necesarios. Así como es la firmeza de la tierra y de la casa, también nuestros pies deben asentarse sobre la tierra kuna.

Ibergoun valorando la historia anterior, se lanzó a proponer con su gente una propuesta socio política, económica y cultural en función del futuro, eso lo hizo hace cientos de años. El pueblo compartió la enseñanza de hacer la casa del pueblo entre todos, de que la casa misma en su estructura enseña a compartir y a crear poder participatorio, y que dentro de la gran choza, coherentemente con el armazón que lo cubre y rodea, practican un fervoroso compartir democrático en la integralidad de su vida.

Ibergoun afirmaba: observemos en nuestra casa, la choza grandísima que nos cubre, el firmamento, el universo; ninguno de ellos trabaja solo, todos trabajan unidos y por eso no se acaba. Cuando empiezan a trabajar divididos vendrá la destrucción.

En esa gran armonía cada miembro de la comunidad tiene un puesto y un papel que jugar; los pequeños, los silenciosos son también importantes en construir la casa y en hacer la comunidad. La mujer es valorada. Los dirigentes no tienen fuerza ni sentido si no están unidos a la comunidad.

En la reflexión de un encuentro Kuna los participantes valoran lo que aún permanece: la organización comunitaria, las tradiciones, la construcción y el uso de las casas del congreso, el canto tradicional, la fe en Paba, la elección de los Sailas, el cultivo de la tierra, la práctica parcial en la medicina tradicional, las artesanías. Pero también hay costumbres en desuso, elementos que ya no se practica, problemas y dificultades como veremos más adelante.


Habremos de buscar el mejor palo...

El Puar representa la vida del servidor de la comunidad y del pueblo: el Saila.

Habremos de buscar el mejor palo, dice Ibergoun, cuando necesitamos a un Saila, un dirigente. El mejor palo que no permite pasar el comején, que sea recto, que se deje amarrar por el Sarki, que sienta la necesidad de los débiles, que no excluye a nadie en la construcción de la comunidad. El Puar no puede tener rajaduras o estar hueco, porque entonces se hace muy peligroso, puede asustar a los que están debajo de él o junto a él. Hay que buscar personas que no hablen de sí mismos, de sus pequeños o grandes esfuerzos, porque el Puar no dice que lleven mucho peso, ni llora ante los vientos. Si ponemos el Puar a un palo de balsa se sentirá con derecho a manejar al pueblo para lograr sus intereses mezquinos y no los de la comunidad.

El Saila canta la tradición, acostado en la hamaca en el centro de la casa del congreso, y esta hamaca es corazón de la comunidad cuando ayuda animar a todo el cuerpo, cuando permite que corra la sangre por el cuerpo. El dirigente no duerme, sirve al pueblo, necesita de la sangre, de las uñas, de hasta los más pequeños, los más débiles. Desde el congreso y la marca del Saila invoca a Paba sobre la comunidad; en él se aconseja, se programa, se organiza. Es la casa del pueblo, es la casa de oración, de contemplación, es

centro de hermandad y acogida, cátedra de grandes conocedores de la tradición y líderes del pueblo.

Entre los Kunas, el Saila es escogido por el pueblo, en base a criterios como conducta irreprochable en el ámbito público y privado, ejemplaridad y conocimiento profundo de la tradición y de la historia. El elegido no tiene ninguna predestinación y siendo Saila no tiene privilegio económico, ni pago alguno en los congresos locales. Sigue pescando y labrando la tierra. Aunque la función puede tener un periodo determinado de tiempo es fácilmente removible por la comunidad si comete graves. El cargo no es excluyente en cuanto al sexo o edad.

El Nele, encargado de la medicina tradicional es predestinado y educado en base al tutelaje de otros neles, pero no posee el rol dirigencial del Saila.

La tradición Kuna tiene varios tratados sobre dirigentes que se ensordecieron y manipularon a su pueblo. Entonces surgieron nuevos dirigentes que los enfrentaron. Por ejemplo Guani que desató un sol inclemente y Ogebib que convocó una gran oscuridad por cuatro días, logrando ambos vencer el poder negativo que oprimía a la comunidad.


¿Pero como escoger a los buenos dirigentes?...

Los palos centrales (los Argar, los Sailas, los Sualibes) se deben seleccionar y traer juntos. Los palos, árboles de los ríos y las selvas no dicen nunca yo soy el mejor, córtenme y colóquenme en el centro de la choza. Los constructores y la comunidad ven y valoran la dureza del palo. Miran si está hueco o no, si se quiebra rápido. Hay que mirar bien, porque los palos hermosos y rectos muchas suelen veces ser presa del comején o su sabia es tan dulce que atrae a las hormigas. Nuestra casa no puede posarse sobre cualquier palo es la vida de nuestra familia la que peligra.

El Puar, el dirigente dice: debemos colocarlo muy hondo para que se mantenga el Tior, el maket, el karkuba.

Así los Kunas ven a sus dirigentes enterrados y sumergidos en su pueblo y producto de él. Vigilados y controlados por la base. Conocedores de su realidad, su cultura e identidad. Poseídos de valores y estilos de conducción correctos y desposeídos de privilegios y autoritarismos. Articulados entre sí en los congresos generales ni siquiera poseen símbolo de autoridad externa sobre su cuerpo o choza. Solo la hamaca amarrada al Puar y otros palos menores, donde fumando evocan la historia a través del humo del tabaco con cantos de pura poesía. Apoyados por los Argar (voceros) que es certeramente se complementan, aplican y sitúan en la realidad del hoy, con un pueblo que apasionadamente interpreta, discute, corrobora y hasta los desplaza si no responden a las expectativas generales.


Los vientos y los temblores

Pero las cosas en Kuna Yala no son de color rosa. La comarca y los comuneros no escapan de los problemas que afectan al país y el continente y que ponen a prueba la democracia social, política y económica de Kuna.

Las tierras de la comarca no disponen de límites seguros y son invadidos por acaparadores de tierra o la masa campesina y colonias que presionan con extenderse como producto de la estructura agraria, poniendo en peligro el equilibrio ecológico de un pueblo que pide permiso al árbol al cortarlo, y qué cree a la madre tierra como un organismo vivo y sagrado.

Ya son muchos los Kunas que habitan las ciudades, laborando en trabajos de ínfima renumeración, teniendo sus hamacas en los cuartos de vecindad y llenando con el color de sus molas (blusas) las calles citadinas. Sufren la comercialización injusta del coco, la langosta y las molas, sus principales productos de exportación.

La educación formal es fuente de aculturización, de desarraigo en los jóvenes del trabajo agrícola y pesquero. Se desarrolla un turismo superficial, caro e intrascendente que ignora sus aportes culturales propios y deforma sus maneras de relacionarse con los demás. El Estado ha impuesto una estructura de corregimientos y circuitos electorales, que muchas veces, sobre imponen representantes y legisladores que atraviesan la estructura política tradicional.

A lo interior sienten que se debilita la organización comunal. Disminuye el trabajo colectivo, la ayuda mutua, en especial la construcción colectiva. Algunas artesanías han desaparecido. El congreso general Kuna ha ido perdiendo fuerza a causa de la intromisión de la politiquería y de la manipulación externa que capta dirigentes a lo interno. Un vocero (Argar) expreso así en un congreso:

"Entre nosotros es un decir común: algunas mujeres se venden por un pedazo de pan... Y en realidad de este decir popular podríamos aplicar a las mismas autoridades de nuestra comarca. Hablemos bien claro. Nuestros dirigentes son comprados desde por una nevera, bultos de ropa, motores fuera de borda... Y pensamos que es una persona así no puede defender a la tierra. El timón se lo dan el mismo donante de motores de nevera y hay un intercambio muy barato... hace poco hemos tenido el congreso general Kuna en Carti Tulipe; ¿y qué regalaron a nuestros caciques? ¡Grabadoras!... y se van manipulando los regalos. Y acaso no es la sangre la que nos está escapando y comenzando a callarnos, ha enmudecernos ante los problemas más candentes de nuestra comarca ... Los regalos son los que nos atan la lengua... ¡es hora de pararnos a decir regalos no! ya podemos valernos por nosotros mismos, daremos una esperanza de liberación de la comarca.

Los vientos fuertes y los temblores amenazan la casa de Ibergoun, pero su propio sistema les cuestiona esta situación. Entre los principales esfuerzos de recuperación de la identidad Kuna se desarrollan encuentros entre las comunidades eclesiales de base, promovidos por un equipo misionero y conducidos por un sacerdote quien es un educador popular. Los encuentros integran el canto tradicional de los Sailas, el aporte de los Argar, el análisis de la realidad de la ciencia sociales (válido para el economía, ecología reformas, leyes sociales) y trabajos en grupos desde la metodología: práctica - teoría - práctica y la producción colectiva del conocimiento, ligando la interpretación a propuestas concretas de trabajo.

El papel de estos esfuerzos es definido por un vocero como: "el río que permite reflejar nuestro rostro, ayuda a vernos mejor ".

Cerca brama el mar y mucho más cerca susurra la hamaca. El Saila canta: "vamos a ver primero, analizar primero". El Argar se pone de pie y cuando habla parece que se le iluminara el claroscuro de la casa del congreso. Nuestra historia nos manda ser claros hay que decir la verdad y no tener ningún miedo". Se palpan en el ambiente la vibración que dejan las palabras de Aibán Wagua cuando compara a Kuna Yala a lo largo de Abya Yala, rebota en el pasado la semilla de Yabilikiña. ¿Quién dijo que estamos cansados se ser indios?

La construcción democrática del pueblo Kuna Yaya inspirada en su propia historia, está preñada de enseñanzas para la construcción de la democracia latinoamericana. Democracia que no sólo es política sino económica, que tiene como eje el sentir, el querer de las grandes mayorías que deben ser sujeto y no objeto del proceso; la revalorización de la historia y la cultura; la relación entre dirigentes y bases; la presencia de Paba acompañando el camino y no desviando; la autodeterminación, la manera de hacer una nueva participación, construir poder y hacer política. La misma casa es un hecho comunicativo y educativo en sí. Los palos de la armazón comunican la participación colectiva.

"Sopla el viento; pero lo que hace es flamear con más fuerza la bandera de Ibergoun"

Tomado de: Leis, Raúl; Ulloa, Luis. (1990). Esas formas de comunicación que andan por ahí. Tegucigalpa: Editorial Guaymuras


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