EL INCARIO

La
investigación de la historia sobre la presencia de los Incas plantean dos serias dificultades: una
relacionada con el modo andino de recordar y transmitir los sucesos, y la otra
con el criterio de los españoles para interpretar y registrar la información
que luego nos dejarían a través de las crónicas. La suma de ambas reflejen toda
la información escrita que nos llega partir del siglo XVI.
Sin embargo, existieron varios métodos para conservar la memoria de los acontecimientos: pinturas, cantares, fuente nemotécnicas. La falta de escritura no fue obstáculo para guardar y rememorar su pasado.
La originalidad Inca se debió en primera instancia a su aislamiento de otros continentes; sus naturales no gozaron de las ventajas de la difusión y de los préstamos culturales que permitieron el desarrollo de los pueblos de la antigüedad clásica. Sus contactos con Mesoamérica fueron indirectos y esporádicos.
El mundo andino se vio obligado a buscar su propio desenvolvimiento, encontrar la solución a sus problemas y sus necesidades, ahondando en sus raíces más profundas como hombre de los Andes que logró dominar la espesa natural, uniendo esfuerzos y conocimientos métodicos para superar las inclemencias de la región.
El deseo indígena hacia la unidad se expresa a través de la voz Tahuantinsuyo que significa las cuatro regiones unidas entre sí, y que manifiestan un intento hacia la integración inclusive inconscientemente; pero que desgraciadamente nunca se logró y que se vio truncado por la aparición de las huestes de Pizarro.
Los que llegaron a estas costas en el siglo XVI tenían la preocupación de conquistar nuevas tierras y muy pocos tenían la preparación suficiente para comprender el reto que significaba el mundo andino; ellos justificaban su deseo de demostrar que los Incas no tenían derechos sobre el territorio que habían ganado por la violencia.
ANTECEDENTES
Hacia fines del siglo XV, los pueblos de lo que ahora es Ecuador enfrentaron la conquista de guerreros del sur, los Incas (actual Perú). Su rápida expansión militar y política se inició hacia el año 1200 con Manco Cápac, su fundador y primer gobernador.
Bajo el gobierno de Huiracocha Inca, a mediados del siglo XV los Chancas al noroccidente del Cuzco, atacaron la capital, la cual fue defendida exitosamente por su hijo el Inca Yupanqui. Derrotados los Chancas y sometidos a su dominio, el vencedor tomó el nombre de "Pachacútec" que quiere decir el "transformador de la tierra". Efectivamente, Pachacútec Inca Yupanqui debe ser considerado el auténtico fundador del Tahuantinsuyo o imperio incaico. Obra suya fueron la organización interna del Estado y la expansión de su dominio desde el lago Titicaca, en el sur, hasta las fronteras del actual Ecuador, en el norte. Su hijo Túpac Yupanqui logró avanzar por el altiplano ecuatoriano, probablemente hasta Quito, pero luego retornó a la costa peruana, donde conquistó los reinos Chimú, Chincha y Chucismancu.
Este Inca consiguió la expansión del poderío incaico hasta el río Maule en Chile y hasta la actual Mendoza, en el noroeste de Argentina, pasando por el altiplano boliviano
Túpac Yupanqui, soberano Inca, inició la conquista de los pueblos del norte en las últimas décadas del siglo XV. Su táctica fue combinada; por una parte, recurrió a las acciones militares contra quienes resistían, pero por otro, optó también por la alianza y transacción. De este modo logró someter a los Paltas y Cañaris. Su hijo Huayna Cápac, que justamente había nacido en la capital Cañari Tomebamba (actual Cuenca), continuó la conquista y consiguió dominar hasta las tierras de los Pastos. La resistencia más encarnizada la encontró en Caranqui-Cayambe. Luego del éxito militar, consolidó su triunfo casándose con una importante señora (Quilago) de Caranqui, con quien tuvo un hijo, Atahualpa.
Parece que en la costa solo una pequeña parte del sur y la isla Puná se hallaban bajo dominio directo del incario. Quizá la liga de mercaderes manteños estaba bajo influjo indirecto, tal vez desde la isla de la Plata, un probable centro religioso incaico, y al mismo tiempo controlaba las rutas marítimas de comercio. La región que actualmente es la provincia de Esmeraldas nunca formó parte del territorio incaico; como tampoco la actual Amazonía ecuatoriana, con la excepción quizá del territorio Quijos.
Aunque la presencia inca duró algo así como ochenta años en el sur y cuarenta en el norte del actual Ecuador, su influencia en nuestra historia ha sido enorme. Entre ellos tenemos el idioma, varios rasgos de la organización social y política. Tomebamba y Quito, (grandes poblados andinos) se transformaron muy pronto en uno de los ejes políticos de todo el inmenso Tahuantinsuyo.
Cuando murió Huayna Cápac en 1528 en su ciudad favorita, Tomebamba, se dio una disputa bélica por la sucesión entre sus hijos Huáscar y Atahualpa. El primero había sido respaldado por la mayoría de las provincias del sur y se lo proclamó emperador en Cuzco; en tanto que el segundo se hizo fuerte en el norte, especialmente en las tierras de Quito y Caranqui, donde había nacido. Al principio la guerra le fue favorable a Huáscar, pero luego Atahualpa, con el apoyo de sus generales Quizquiz y Calicuchima, logró tomar la "segunda capital" del imperio, Tomebamba; y posteriormente la capital imperial el Cuzco. Huáscar fue apresado y asesinado. Pero Atahualpa no llegó a gobernar sobre el imperio unificado porque para entonces los españoles habían penetrado ya en el Tahuantinsuyo y terminaron por tomarlo preso y asesinarlo.
MODELO ECONÓMICO.
El modelo económico Inca puede ser calificado de redistributivo debido a las funciones que cumplía el propio gobierno. Esto significa que gran parte de la producción del país era acaparada por el Estado la cual a su vez era distribuida según sus intereses tomando en consideración que desconocían el uso del dinero y que además no estaban organizados por la institución del mercado.
Un modelo redistributivo presupone un modelo de centralismo institucional. Las sociedades dominadas por la redistribución de la producción y la repartición de bienes organiza en función de un centro, el mismo que reúne los productos, los acumula y los redistribuye a sus agentes para asegurarse el mantenimiento y la defensa de los servicios comunes y para conservar el orden social y político de la región.
Este principio es favorecido por el sistema de la reciprocidad que interviene en la producción, las prestaciones de servicios, la distribución periódica de las tierras, así como en la repartición de los productos: en la práctica de los dones y los contradones, y otras.
Reciprocidad y redistribución puede combinarse en la misma sociedad, la primera corresponde entonces a la forma horizontal del intercambio a escala, la segunda a la forma vertical entre unidades locales y la autoridad central. Con la formación del Estado Inca se produce un desarrollo de las fuerzas productivas y un crecimiento económico dinamizado.
RECIPROCIDAD
Tupac Yupanqui toda vez que somete a los Chancas y otras comunidades, no tenía el poder militar total, estaba lejos de poseer un dominio absoluto o directo sobre los otros señores, no podía ordenar ni realizar obras sin contar con el visto bueno y el apoyo de los demás curacas. Le era imposible disponer directamente de la fuerza de trabajo, necesitaba de sus vecinos al empezar la expansión Inca, la autoridad no se ejercía directamente sino a través de la reciprocidad y de la minka palabra cuyo verbo minccacuni significa "rogar a alguno que me ayude prometiéndole algo".
Una de las principales medidas de Tupac Yupanqui al ser designado Señor del Cusco fue efectuar un nuevo reparto de tierras en los alrededores de su ciudad, una manera de satisfacer a las panacas y ayllus afines a los Incas para contentar y recompensar a los que habían luchado por el triunfo cusqueño.
Sin duda,el objetivo de las guerras incaicas fue siempre adueñarse de la fuente de trabajo ajena a través de la expansion territorial. Y en esto el sistema de reciprocidad evitó en la mayoría de casos los enfrentamientos militares. Sin embargo, este método trajo consigo otras consecuencias no previstas. La necesidad de tener acumuladas enormes cantidades de productos agrícolas de subsistencia y de objetos manufacturados para hacer frente a las constantes demandas de la reciprocidad, obligó a los soberanos no sólo a acelerar la producción agrícola con distintas tecnologías y métodos, sino al empleo masivo de mitmaq y yana que prestaban servicios en las tierras estatales y cuyos frutos iban a colmar los depósitos gubernamentales.
De allí que la reciprocidad era un sistema organizativo socio económico que regulaba las prestaciones de servicios a diversos niveles y servía de engranaje en la producción y distribución de bienes. Era un ordenamiento de las relaciones entre los miembros de una sociedad cuya economía desconocía el uso del dinero. Existió en todo el ámbito andino y actúa como un eslabón entre los diversos modelos de organizaciones económicas presente en el amplio territorio.
Se distinguen dos niveles en la reciprocidad: por una parte las comunidades rurales unidas entre sí por lazos de parentesco y regidas por un principio de reciprocidad y por otra parte el Estado Inca rodeado de un aparato militar y administrativo beneficiario de las prestaciones de servicios de sus súbditos y cuyos excedentes eran redistribuidos. Al surgir el Estado Inca la estructura de una primera etapa de la reciprocidad sufrió un cambio, usandose en otro contexto que permitió el desarrollo del aparato estatal.
Para el caso de la reciprocidad estatal, los desplazamientos se efectuaba hacia el cacique que se oponía con sus armas a someterse al Cusco.
Cable aclarar que la hegemonía Inca no intentó anular la existencia de los grandes señoríos étnicos porque sus estructuras socioeconómicas se apoyaban en ellos, como no suprimió sus particularidades por tanto cada macroetnia conservó sus características regionales.
Quizá las únicas medidas centralizadoras ordenadas por el Inca fue la implantación de una misma lengua en todos sus territorios; la intención facilitar el trato y la administración ante la pluralidad de idiomas y dialectos locales, pero no podemos decir si en el intento existió una idea de cohesión. El culto al Sol como religión del Estado.
COMPOSICION SOCIAL DEL TAHUANTINSUYO
Antes de la expansión Inca el territorio andino se dividía en macro etnias cuyos jefes eran los Hatun Curacas o grandes señores. Estos señores gobernaban a su vez varios subalternos de menor jerarquía. Después de la conquista cusqueña el esquema varió cuando los Hatun Curacas aceptaron la preeminencia del Sapan Inca al reconocer los requerimientos de la reciprocidad.
En el Tahuantinsuyo cada curacazgo se dividía en dos mitades que correspondían a la visión indígena de Anan y Hurin, o de ichoq y allauca (derecha e izquierda) cada una de esas mitades era gobernado por un curaca. Siempre se especifica la dualidad, siempre se mencionan en pares a los curacas de las diversas regiones y la insistencia de nombrar a dos personajes juntos reuniendo el poder, lo que permite suponer que representaban las mitades opuestas de su sistema organizativo.
Pero además, y con fines de conquista, se incrementa en número de curacazgos unidos al Inca por lazos de parentesco, lo que dio como resultado una afluencia cada vez mayor y necesaria de fuerza de trabajo al Cusco.
A medida que se fue afianzando el poder del Estado surgieron nuevas categorías de señores como los curacas eventuales o servidores de un soberano a quienes el Inca deseaba premiar y les concedía la merced de un curacazgo. Se dio también el caso de curacas de la categoría social Yana que tenían la ventaja de no depender de sus ayllus de origen sino directamente de la voluntad del Inca.
La creación de centros administrativos tuvo como uno de los fines confirmar las lealtades políticas y la colaboración económica necesaria debido a las enormes proporciones del Estado Inca. Por tanto se añadían innumerables administradores y dirigentes estatales sobre cuya responsabilidad descansaba el engranaje del gobierno.
El gran número de depósitos gubernamentales hace que existan innumerables personajes como mayordomos, contadores, vigilantes y administradores y para cada región y localidad.
Además de los personajes de las élites, hay que sumar a los guerrereos, sacerdotes, mindalaes (señores mercaderes regionales) y en escalones más bajos hallamos los artesanos, hatun runas (comunidades de unidades domésticas con su propio jefe) los mitmaq (grupos numerosos de familias enteras, inclusive con sus propios jefes quienes fueron enviados de sus lugares de origen a otras regiones para cumplir tareas específicas) pescadores, y a los yana (servidores que perdían contacto con sus comunidades de origen).
Encontramos también a las mamacona como parte de las clases populares (traslado masivo de mujeres jóvenes sacadas de sus lugares de origen para llenar las casas de acogida, y que significan además para el Estado fuerza de trabajo para la fabricación de textiles, preparación de bebidas para ritos y para cumplir con la reciprocidad cuando se necesitaba de esposas para los señores con quien el soberano deseaba congraciarse).
Por su parte los yana eran personas sacadas de sus ayllus de origen y enviados a veces cerca o a tierras lejanas para cumplir tareas y trabajos especiales y que no tomaban parte de las faenas comunales de sus parcialidades y pueblos. Los había de diversos estratos, podían ser simples campesinos atados al trabajo de la tierra, artesanos especializados o curacas, y sus tareas se establecían según sus condiciones. Ellos podían ser adscritos a diversas personas ya fuese un Inca, una Coya, gran señora, una huaca o a un curaca provinciano.
Otro nivel de un yana, para conseguir fuerza de trabajo muy servil, fue el que trabajaba en las grandes propiedades particulares de los incas. Comprendiendo que cada panaca heredaban y poseían en los barrios cercanos a la capital cuantiosas haciendas cultivadas por un número elevado de estos servidores.
El mismo estatus tuvieron un sinnúmero de artesanos especializados como plateros en su mayoría originarios de la costa que eran enviados al lugar donde necesitaba de sus habilidades para fines suntuarios.
RECURSOS DEL TAHUANTINSUYO
Comprender que al no existir dinero en el Estado inca la riqueza debía apoyarse en la posesión de ciertos recursos que podían ser medidos y contabilizados. Se fundaba en el acceso a tres fuentes de ingreso: la fuerza de trabajo, la posición de las tierras y la ganadería estatal. Estos bienes en poder del Estado eran la riqueza más preciada, pues significaba disponer de una serie de ventajas siendo la principal la de controlar la reciprocidad clave de todo el sistema organizativo andino.
El enorme interés del incario por tener acceso a la fuerza de trabajo está demostrado en los cómputos poblacionales que se regían por el ciclo biológico. Al ocuparlo de los Hatun runas señalamos el hábito andino de clasificar la población por edades y por los trabajos en cada periodo de la vida humana tanto en los varones como en las mujeres.
Es impresionante el esquema que facilitaba las rápidas cuentas de los qipucamayoc para conocer el número de habitantes de un señorío, la división de las macrcoetnias. Es increíble que a pesar de no conocer la escritura pudieran poseer cifras y estadísticas demográficas necesarias para cumplir sus objetivos. Los quipucamayoc o contadores sabían gracias a sus Kipus y sus ábacos calcular la cantidad de moradores divididos por edades, y saber cuánta gente era posible retirar de una región para fines administrativas, o como enviar de una zona a otra a cubrir la mita guerrera o la edificación de los grandes centros administrativos, entre otros.
La mita por su parte, fue reguladora de la fuerza de trabajo. También conocida como prestación de servicios rotativos que es un concepto muy andino que se empleó para efectuar trabajos ordenados cíclicamente en un determinado momento. Toda obra contenía la idea de mita de repetición a su tiempo, de ahí que trabajos muy diferentes fuesen ejecutados bajo el sistema de prestaciones rotativas.
En el ámbito andino el equivalente al tributo fue la fuerza de trabajo organizada por mita o turnos ya sea para el ayllu, el curaca local, el señor de la macroetnia, las huacas y durante el incario para el Estado. Mano de obra entregada para usufructo del beneficiario en cifras que iban en aumento de acuerdo con la categoría del favorecido.
El sistema de los "mitmaj", quizá es una migración forzosa de partes de la población de una región a otra, servía a los Incas no solo para asegurarse de los territorios conquistados, sino también para otros fines. Moreno Yánez, siguiendo, sobre todo, a John V. Murra, llega a la conclusión de que hubo cuatro grupos de "mitmaj": a) los colonos enviados desde el centro del imperio a las zonas recientemente conquistadas, para civilizar a los nativos y colaborar en su control; b) las guarniciones fronterizas que al cesar la expansión imperial tendieron a convertirse en asentamientos permanentes; c) los cultivadores, especialistas en técnicas agrícolas, particularmente del riego, enviados a regiones escasamente pobladas, particularmente para incrementar de modo especial la producción del maíz; d) finalmente, los exrebeldes, poblaciones conquistadas y otros sectores excedentes, alejados de su hábitat original y utilizados en la región nuclear del imperio, en tareas muy variadas.
LA TIERRA: Uno de los bienes más estimados por su importancia y que seguían los patrones andinos, y que según los cronistas afirmaron que las tierras se dividían en tierras del Inca, del Sol, y de los Hatun runa o gente del común.
Se dio una propagación de los cultivos con riego y en terrazas. El cambio de asentamiento de grupos pequeños, dentro de la "verticalidad" tan extendida en los Andes, quiere decir el aprovechamiento de los productos de diferentes sistemas ecológicos
En las tierras andinas prehispánicas los artefactos de labranza permanecen rudimentarios, y aunque con escasos utensilios, tuvieron bastante inventiva. En los fragosas quebradas se construyeron andenes irrigados por todo un sistema de canales acuíferos que no sólo impedían la erosión de los suelos sino que aumentaban y mejoraban las áreas cultivables. En las elevadas tierras idearon la creación de camellones. Se estima que este sistema se inició unos 1000 años a. C. y permitió unir una economía de pastoreo de camélidos junto con el cultivo de tubérculos y plantas adaptativas a la gran altura.
Sistema impresionante son las conocidas como lagunillas, que regulan y almacenan el agua de las lluvias y en cierto modo venían hacer chacras hundidas. En estos estanques artificiales se practicó una agricultura y tambien servía para abrevar los animales y para uso domestico.
GANADERÍA ESTATAL: Los camélidos jugaron un papel muy importante en el desarrollo de las culturas andinas, sobre todo en las tierras altas dónde se cultivaban las plantas adaptadas a la gran altura y donde los recursos alimenticios eran limitados. Las dos especies domesticadas la llama y la alpaca eran llamadas por los españoles ovejas de la tierra. Otras dos especies silvestres fueron la vicuña y el guanaco. La llama en el ámbito andino fue un animal tan útil ya que sus usos fueron múltiples: su lana se empleó para las prendas comunes que junto con el algodón en la costa fueron las fibras de la ropa de la gente común, mientras que la lana de vicuña de alpaca se usó para confeccionar los textiles más finos y lujosos llamados Cumby.
La carne de llama cecada al sol y deshidratada tenía la ventaja de conservarse fácilmente y se almacenada en los depósitos en forma de charqui. De los cueros se confeccionaba el calzado andino, a veces era usado en cuerdas de ataduras de diversa índole.
Aparte de los usos mencionados las llames eran estimadas como animales de carga y uno de los motivos de la presencia de extensos rebaños estatales necesarios a la economía del Tahuantinsuyo.
Cómo podemos notar fuerza de trabajo numéricamente importante que laboraba en tierras estatales y extensos pastizales con innumerables hatos de camélidos formaban un inagotable fuente de riqueza para los incas que se traducían en poder. Conseguir un excedente sustancial en la producción agropecuaria no solo servía a la redistribución a nivel estatal y cubrían las exigencias de la reciprocidad, sino que confería al gobierno inca una acumulación de bienes rentables que simbolizaban su poderío.
CONSTRUCCIONES Y OBRAS ESTATALES
Aun se puede constatar establecimientos urbanos, santuarios, palacios, recintos, caminos, tambos, depósitos y andenes, como huellas de su permanencia. Número de obras realizadas en cortos plazo sólo se explica por la presencia de un abundante mano de obra estatal disponible por turnos o mita.
Para el gobierno Inca las rutas, como el Cápac-ñan (camino real)eran indispensables para los fines del Estado desde la movilización de sus ejércitos, el masivo traslado de poblaciones enviadas en calidad de mítmaq con frecuencia a parajes distantes de sus lugares de origen, hasta el transporte de los productos cosechados en tierras estatales y enviados a los depósitos en los centros administrativos. La organización inca necesitaba de rutas para enviar a sus dignatarios, administradores, visitadores, jueces, entre otros. Portadores de noticias y mensajeros. El objetivo de la Red vial obedecía a los fines exclusivos del gobierno central y no de las etnias o de los particulares.
Los puentes: existía algunos clases de puentes para cruzar los ríos, desde los construídos de troncos de árbol hasta los grandes puentes flotantes, colgantes, y otros muy impresionantes ya que sus construcciones fueron elaborados con grandes estribos de piedra y con solidos cimientos.
Los tambos: mesones o tampu situados a cierto trecho en los caminos principales. Lugares de peregrinajes a las huacas y en los mismos santuarios para albergar a los fieles. Existian de diversa categoría y dimensiones según su importancia: palacios, templos, tampus, depósitos (para almacenamiento de alimentos y objetos manufacturados), para albergaban a los mitayos; entre otros.
OCASO INCA
Es indispensable tener una visión general de los problemas relativos al desastre ocurrido y frente a los invasores hispanos. La debilidad mostrada por el Tahuantinsuyo cuando esparcieron las huestes de Pizarro se explica por el limitado tiempo de la hegemonía cusqueña. No hubo un fincamiento de la supremacía cusqueña en el ámbito andino. La integración del mundo andino nunca llegó a darse, siguió prevaleciendo el sentimiento local en torno a sus huacas, su terruño y sus jefes inmediatos.
Los grandes señores andinos sólo esperaban la oportunidad para sacudirse de la presencia Inca, por este motivo los soberanos cusqueños nunca llegaron a formar una nación y no es de extrañar que los jefes étnicos vieran en los españoles a unos aliados que les ayudarán a recobrar su pasada independencia, creyendo que al colaborar con los españoles se librarían de los amos cusqueños.
Es clave entender la superioridad tecnológica europea referente a sus armas, es decir los arcabuces, los falconetes, espadas de acero, y finalmente la presencia del caballo.
Es clave entender que los elementos que permitían a las poblaciones del Tahuantinsuyo identificarse con sus macroetnias respectivas encontramos que los señores de la antigua raigambre ejercieron una cohesión entre sus miembros y crearon entre ellos los elementos necesarios para formar un integración a nivel de los Curacazgos. Las bases principales fueron: la unidad mítica de origen, La identidad y la unidad de la lengua o dialecto local, la identidad en el atuendo y por último la unidad económica y política.
Existieron otros elementos que actuaron de manera decisiva en la derrota, a saber: la falta de integración nacional, por no tener los naturales conciencia de unidad frente al peligro extranjero, no existía un concepto de nacionalidad, la carencia de cohesión entre los grupos étnicos, el creciente descontento de los grandes señores provincianos frente a la política de los soberanos costeños secundados a su vez por la mita guerrera y el aumento considerable del número de mitmaq y de yana.
Otro motivo del desastre indígena frente a los españoles fue la guerra civil entre Huáscar y Atahualpa. Indudablemente las luchas por la sucesión de Huayna Capac causaron el debilitamiento del poder central y del país en general, sin embargo el motivo fundamental estuvo en el deseo de los propios señores andinos de sacudirse del poder de los cusqueños.
El Estado quiteño del inca Atahualpa
La "incaización" de Andinoamérica Ecuatorial no llegó a su término, pues fue interrumpida por la conquista española. En 1528 murió Huayna Cápac en su residencia favorita, Tomebamba. La causa de su muerte fue probablemente una infección de viruelas, enfermedad que quizá había sido traída a la Costa por los primeros exploradores españoles. No era el hijo mayor quien sucedía en el trono sino realmente quien tenía a su favor la mayoría de "panacas" o clanes incaicos y a los nobles "orejones" partidarios. Un grupo compuesto por la élite tradicional del Cuzco proclamó a Huáscar como Inca, mientras en el norte del Tahuantinsuyo los generales y oficiales del ejército estacionado en el actual Ecuador, y que acababan de vencer a los belicosos Caranquis y Cayambes, declararon "Sapa Inca" a Atahualpa.
Las hostilidades se iniciaron en el territorio de los Cañaris, partidarios de Huáscar, quienes tomaron preso a Atahualpa. Durante las celebraciones por el triunfo, este, logró escapar de la prisión en Tomebamba y huir a Quito. En esta ciudad, como una forma de "mestizaje", Atahualpa consiguió el apoyo de las tropas incaicas acantonadas en Quito, de las guarniciones armadas de "mitmajcuna" y especialmente de los señores naturales de los territorios al norte del nudo del Azuay. Un contingente de gran importancia militar estuvo conformado por los "huambracuna" caranquis, que ya estaban en edad de tomar las armas y que encontraron en Atahualpa al líder que podía vengar de la tragedia de Yaguarcocha.
Iniciada la guerra, y después de una sangrienta batalla cerca de Molleambato (actual Salcedo), las tropas de Atahualpa tomaron posesión de Tomebamba, que resultó casi enteramente destruida. Los Cañaris sufrieron entonces la venganza del vencedor, por lo cual posteriormente apoyaron a los españoles contra los generales de Atahualpa.
En el tiempo siguiente Atahualpa logró extender su dominio sobre una gran parte del imperio, especialmente cuando sus generales Quizquiz y Calicuchima conquistaron hasta el Cuzco. Huáscar cayó prisionero y fue ejecutado. Para entonces Atahualpa estaba, a su vez, prisionero de los españoles en Cajamarca, donde más tarde lo condenaron a muerte.
A fines de la tercera década del siglo XVI, aventureros españoles irrumpieron en el imperio inca y lograron conquistarlo, como otros espacios del continente.
Tomado de: Rostworowski María. (1999). Historia del Tahuantinsuyo, 2da Ed. Lima: IEP Instituto de estudios peruanos.